jueves, 16 de junio de 2011

CARA Y CRUZ (Artículo periodístico 8)

Leí en alguna parte, hace poco, que la estructura de ADN del género humano sólo se diferencia del de las ratas en un cromosoma.. Esa, apenas un cromosoma minúsculo, es la diferencia que nos hace distintos a los seres humanos de esos repugnantes y asquerosos roedores que nadie quiere tener en su casa y a los que a menudo se les tiene pánico, además de repulsión.

Admito que no soy la excepción. Hasta el ratón Mickey me cae fatal, no me gustan las cobayas, ni los hamsters ni ningún bichejo que se les parezca, porque todos me asemejan ratas como las que vemos en el puerto o en los andenes del metro o de las estaciones de tren. Sin embargo, también debo admitir que soy casi como ellas, según dicen los científicos, mal que me pese, porque confieso que preferiría compartir ADN con un gato doméstico, con un caballo o con una gallina de Guinea antes que con una rata, un bicho que vive entre las basuras, entre lo podrido, transmitiendo enfermedades por doquier. ¡Qué horror! Por suerte, nosotros somos distintos… ¿o no?

Don de Lillo, en su novela “Submundo”, habla de los experimentos nucleares realizados durante la “guerra fría” tanto por rusos como por norteamericanos utilizando, no ya a sus enemigos sino a sus propios compatriotas. Esto no es un invento de de Lillo, se ha comprobado, pero hay más ejemplos. En Ruanda, hutus y tutsis se masacraron mutuamente sin contemplaciones para determinar algo tan importante como quién es el más negro de los dos. En los Balcanes, no hace mucho, serbios. bosnios, croatas y montenegrinos, entre otros, se mataban y violaban por motivos similares. En Hiroshima y Nagasaki algún ser humano (no una rata) soltó sendas bombas atómicas con los resultados conocidos. En Sabra y Chatila más de lo mismo y pueden encontarse más raciones de la misma sopa allá donde vayamos, obteniendo la misma conclusión: el hombre es el lobo del hombre.

Las ratas no hacen esto, ni ningún otro animal. ¿Tan defectuoso es el cromosoma que nos diferencia, que puede contener todo este horror?, ¿tan mal nos funciona que le damos el Premio Nobel de la Paz a un genocida de vietnamitas y a otro que mandó a un grupo comando para que asesinase a sangre fría a su enemigo mientras él y otras personas asistían a la ejecución por la tele, en medio del aplauso y el beneplácito de casi todo el mundo no árabe?

¿Tan chapucero puede ser ese Dios que, dicen, nos ha creado a su imagen y semejanza? ¿Tan achicharrado tenemos el bendito cromosoma que nos hace distintos de las ratas, que le damos el gobierno de nuestros países a personajes capaces de cometer semejantes desmanes? ¿O será que, en el fondo, somos como ellos?

A juzgar por lo que nos muestran en directo los medios de comunicación, con su carga de sangre, vísceras, quemaduras, ejecuciones y demás lindezas que cometemos o, por lo menos, permitimos cometer, somos peores que las ratas. Peores que el monstruo más repulsivo que haya concebido la mente de H. P. Lovecraft. Somos una mierda.

Y sin embargo, hay seres humanos cuya conducta parece sugerir todo lo contrario.

Brahí es un niño saharaui que vive con su familia en una jaima en medio del desierto de Argelia, lejos de su patria, en calidad de refugiado político. Allí lo llevaron los cromosomas defectuosos de personajes como el rey de Marruecos, el de España (por dejación) y varios miembros de lo que se da en llamar “la comunidad internacional”. Su familia apenas tiene para vivir, su padre está trabajando sin papeles en algún país europeo y Brahí y su hermanos deben caminar largos trechos sobre la arena ardiente para conseguir agua potable.

Dentro de unos días, Brahí llegará a España, como los últimos tres o cuatro años, con sus piernitas raquíticas y su sonrisa luminosa, como parte de un programa de intercambio con familias asturianas de acogida. Allí pasará los próximos dos meses, en casa de Manolo, Quintina y María, que tienen sus cromosomas en buen estado y se desviven por atender a ese niño que es como un sol en sus vidas (y en la de cualquiera que tenga la suerte de conocerlo, como yo)

En estos días, Brahí vivirá en un pequeño paraíso, tan distinto de su medio habitual, y verá cómo sería el mundo si el género humano no tuviera el cromosoma frito y él no tuviera que pagar porque algunos lo tengan.

¿Y luego? Nada, lo de siempre. El desierto, la miseria, la falta de agua, las caminatas, el hambre. Porque mandan, aquí y allá, los que tienen el cromosoma frito, porque los Manolos, Quintinas y Marías poco pueden hacer para cambiar el estado de cosas, más allá de enseñarle a un niño que hay otra vida posible, que la educación tiene valor todavía, que alguien debe hacer algo para que su gente viva en condiciones dignas, que el enemigo no es el vecino, sino el del cromosoma deteriorado, que si no le damos valor al cromosoma sano que algunos conservan, esto no saldrá adelante.

Tal vez no sea suficiente, visto lo visto, pero al menos hay que intentarlo. Manolo y compañía nos marcan la senda y en ese camino hasta el ratón Mickey parece caerme más simpático.

17 comentarios:

Manolo y Cia dijo...

Gracias amigo ,sobre todo en nombre de Braih.Poco a poco vamos consiguiendo que el mundo conozca la tragedia del pueblo saharaui Gracias.Por cierto yo tambien conocí personalmente a un premio Nobel que fue miembro del ejercito de Hitler, se llama Gunter ,el apellido ya lo sabes....Un abrazo

Anónimo dijo...

Fuerte post, es un tema difícil que produce cierta impotencia...
Te mando besos enormes, este domingo es el día del padre, que tengas un bellísimo día♥

Anónimo dijo...

Olvidé firmar opssss, pero la vejez me pone olvidadiza jaja, besos again
anhir

Irene Weil dijo...

¡UNA MARAVILLA!

Anónimo dijo...

La maldad que se estanca en cada cadena genética y se apoltrona hasta que el hombre deja de existir.Cromosoma implacable que va deteriorando y consume hasta el final al humano, imposibilitado de deshacerse de tamaña herencia.
Un texto para reflexionar y leer varias veces.Contiene lo que tampoco abunda hoy por este mundo.Inteligencia y realidad.
Un abrazo enorme y Feliz Día del Padre, que lo pases bonito.
Mitb@.

Anónimo dijo...

Quique....querido amigo, hermano,..... como siempre dás una muestra de sensibilidad propia de un ser humano poseedor del cromosoma antes citado,.....y me enorgullece comentarte que no sos una excepción al poseerlo,....la verdadera excepcion son los que carecen de él,.....son menos humanos, nada más,....El mundo es hoy en día un sumidero de dolor y desesperanza,...de falta de oportunidades ....pero lamentablemente , es lo que hay...Creo firmemente, que en corto plazo, la humanidad deberá munirse de una conciencia universal de ayuda y solidaridad. A la espera de tal milagro, te saludo cálidamente y te mando un abrazo de oso!!! ELCRUZADO

Enrique de Lasuen dijo...

Muchas gracias a todos/as, pero yo no tengo ningún mérito, incluso dudo si no tengo también el cromosoma averiado. En todo caso, lo cierto es que me faltan varios tornillos. Quienes merecen todo el crédito son las familias como la de Manolo (que no es la única que hace estas cosas) y toda la gente que lucha humildemente por un mundo mejor.

Ambar dijo...

Uffffffffffff Enrique!!!!!qué te puedo decir?,el género que se ha dado en llamar"humano",bien lo describís que no es tal!!!!!y en muchos casos nos cubre lo patético de"algunos"iluminados en armar"un mundo mejor"........andaaaaaaaaa,que mejor ni mejor.....si ellos no pueden con sus propias almas y sonrisas nefastas!!!!!!!

Los"humanizados",necesitan sujetar para sentirse pródigos!!!y esto muchas veces no sólo se da en los gobernantes también se da en los seres corrientes y más comunes que podamos imaginar,siempre con su dedo acusador,discriminando o tal vez diciendo"yo le dí lo mejor que pude";"ella o él no lo supieron aprovechar",o en su defecto también se jactan de haber dado la mano y que "ese otro"no respondió como debía.........obvio no respondió ante las manos sucias que muchas veces nos tienden......y que no sabemos ver en su momento.
En fin Enrique es un tema que tiene muchaaaaa tela para cortar.
Felíz día del padre,aunque comercial ,pero los cariñitos nada mal vienen.
Ambar...

Ambar dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Anónimo dijo...

HOLA QUERIDO FELIZ DE LEER SU COMENTARIO Y MUI INTELIGENTE C SIEMPRE YO YA LO SABES SOY EL ABOGADO DEL DIABLO Y NI SIEMPRE CONCORDO CONTIGO, ES UN PLAZER SABER
QUE ESTA ESCREVIENDO OTRA VEZ Y TAMBIEN JUSTAMIENTE EN EL DIA DE MI CUMPLE LO PUBLICA,VOY HACER DE CUENTA QUE ERES UN REGALO VALE? PASSE LO QUE PASSES TE QUIERO UN MONTAO.

Enrique de Lasuen dijo...

Ámbar y Vanda: Muchas gracias a ambas, por todo el cariño y el apoyo. Es un placer tenerlas ambas como lectoras. Por cierto, ayer ví que terngo un lector en Armenia, ¿quién será? Besos.

Anónimo dijo...

Hola, llegué a ti gracias a un chicle boobaloo que comentó en mi "blog de la gente". En fin, un gusto leerte y me llegó de veras eso de saber que somos parientes de las ratas, ya me parecía. Bue. Para terminar leí en el Octavo Circulo un poema hermoso y vehemente que es el himno al hombre argentino. ¿Sos argentino? ¿uruguayo tal vez?.

Enrique de Lasuen dijo...

Anónimo/a: Muchas gracias por pasar y comentar. Efectivamente, soy argentino, aunque podría haber sido uruguayo, si mi padre no hubiera ido a casarse y tener hijos a la Argentina. ahora vivo en España, desde hace varios años. ¿El poema que leíste en el Octavo círculo era mío? Hace mucho que no publico nada allí, por vago, más que nada, porque son una gente encantadora y talentosa.
Quisiera pedirte tres cosas, si jno es abusar: 1) Que me digas tu nombre para poder dirigirme a vos, 2) que me expliques lo del chicle boobaloo, que me hizo mucha gracia, pero como hace mucho que falto de allá algunos códigos se me escapan y 3) que me pases el enlace a tu blog, pues me gustaría pasar a curiosear por allí.
En fin, lo de parecerse a las ratas no es tan malo, supongo que peor será parecernos a esos humanos con el gen chamuscado. Muchas gracias de nuevo.

Dd dijo...

Muy buena reflexión! Lo bueno está en que podemos elegir ser Cara o Cruz :).
Aunque cada día que pasa vamos viendo qué tan abominable raza podemos llegar a ser hasta casi perder la fé, siempre van apareciendo hechos aislados, como los de Brahí que nos renuevan la chispa de esperanza.
Un abrazo y felicitaciones, da gusto leerte y digerir tus palabras. Feliz domingo :)

Anónimo dijo...

Excelente nota, hay en las ratas una obediencia a sus genes que no existe en el bicho humano; la rata no puede elegir, el bicho humano sí y el resultado es el mundo actual.
PD: El ratón Mickey siempre me pareció estúpido y homosexual, ¿será porque quisieron asemejarlo al bicho humano?

Enrique de Lasuen dijo...

Dd, muchas gracias de nuevo. Un beso.

Enrique de Lasuen dijo...

Anónimo sin nombre: Totalmente de acuerdo. Y pienso lo mismo de Mickey. creo que la novia que le inventaron es una tapadera y que ella le ponía los cuernos con el pato Donald, e incluso con Goofy.