domingo, 7 de agosto de 2011

LOS INDIGNADOS DEL 15-M Y LA CAMISETA DEL SPORTING

Hace unos días, un amigo muy querido ponía en su muro de Facebook una frase en la que decía que todo lo relacionado con el movimiento 15-M le parecía una payasada. A continuación, la mayoría de sus amigos suscribía este pensamiento, con excepción de uno, que fue tratado de payaso por otro de los participantes del foro.

Las conclusiones, más o menos, eran que los acampantes en las distintas plazas no eran más que un grupo de descerebrados, que no tenían ninguna propuesta concreta y que utilizaban las plazas para sus picnics en vez de acudir a un área recreativa.

No sé si todos hablaban en serio o sólo era una broma para iniciados que yo no entendí (hace poco sufrí un equívoco similar cuando, en el muro de una amiga, escribí un comentario machista que fue interpretado como serio, y criticado con razón, por otro de los participantes del pequeño foro que se había creado, el prestigioso escritor Lázaro Covadlo, cuya amistad, luego de aclarado el equívoco, me honra) y también me gustaría aclarar que creo que cada uno tiene derecho a pensar lo que le dé la gana y a manifestarlo, pero cuidando las formas, porque, si el comentario fuese cierto, y partiendo de la base de que “payasada” es lo que hacen los payasos, mi amigo estaría llamando de esa forma a cientos de miles, o tal vez millones, de personas que simpatizan con ese movimiento, incluyéndome.

En mi caso, el movimiento 15-M, más que simpatía, lo que inspira es respeto. Porque eso es lo que produce una persona que pudiendo estar cómodamente sentada en el sofá de su casa o frente a la barra de un bar, comiendo hasta reventar y bebiendo hasta perder el sentido mientras mira el enésimo “partido del siglo” entre el Barça y el Madrid, elige presentarse en una plaza (Sol, Catalunya, etc) para decir que no está conforme con lo que le dan aquellos que dicen representarlo y que juraron desempeñar su cargo honradamente. Con riesgo cierto, además, de que en cualquier momento le revienten la cabeza a porrazos por no vivir aborregado.

Para peor, luego de que le rompan la cabeza, y en caso de haber conseguido alguna de sus reivindicaciones, tendrá que pasar el mal trago de ver cómo aquel que se quedó en casita o en el bar mientras llovían hostias, se aprovecha de los beneficios conseguidos por los que dieron la cara, en lugar de renunciar a ellos, como éticamente deberían por no haber hecho nada para obtenerlos, además de haber llamado payaso al que sí lo hizo.

Creo que hasta cierto punto es cierto que el movimiento no tiene demasiadas propuestas, pero ¿realmente debería tenerlas? Creo que no, ya se les paga para eso , y muy bien, a los políticos con el dinero de todos. El principal problema radica en la democracia, para ser más exactos, en ESTA democracia que tenemos, que no es tal, porque democracia es aquel sistema político en donde el gobierno lo ejerce el propio pueblo por medio de sus representantes.

Aquí no ocurre nada de eso. Los supuestos “representantes”, más que gobernar. obedecen a poderes económicos, religiosos, etc., que propugnan cosas muy diferentes de lo que el pueblo quiere. Si se hiciera una encuesta, veríamos que porcentaje del pueblo quiere contratos basura, reducciones salariales, recortes en sanidad y educación, salarios estratosféricos para directivos de empresas y políticos, jubilaciones de privilegio, gastos militares para ir a tirar tiros en países donde no se nos ha perdido nada, subvenciones a entidades religiosas. ¿Hace falta que siga?

Doy por descontado que el problema es muy serio y que no alcanza con expresiones voluntaristas para resolverlo, pero por algo se debe empezar y ese algo es tomar conciencia. La gente del 15-M ayuda, a su modo y no siempre con éxito, a ello y sólo por eso se merece todo mi respeto.

Curiosamente, mi amigo antes mencionado y varios de sus cofrades habían participado apoyando otra campaña para conseguir, en este caso, que la directiva del Sporting de Gijón retirara una nueva camiseta que les parecía horrible y poco representativa de los colores y la historia del club. Debo aclarar que a mí también me parecía horrorosa y que estaba de acuerdo con ellos.

A lo que voy es que en ese momento ellos protestaron (legítimamente), pero tampoco presentaron ninguna propuesta de camiseta alternativa. Y la pregunta que me surge es: ¿por qué ellos no lo hicieron y exigen al 15-M que lo haga? Porque, ¿qué más da que se trate de una camiseta o de medidas de gobierno? Lo que hay que ser es coherente.

El caso es que los hinchas del Sporting finalmente consiguieron que el club retirara la famosa camiseta , remplazándola por otra y nuestros amigos no han hecho más que demostrar, salvando las distancias y aún en su incoherencia, cuál es el camino correcto. Muchas gracias.